Genealogía de Jesucristo

 Lc. 3. 23-38
 
1 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: 2 Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.
3 Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar.
  Fares fue padre de Esrón;
  Esrón, padre de Arám;
4 Arám, padre de Aminadab;
  Aminadab, padre de Naasón;
  Naasón, padre de Salmón.
5 Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab.
  Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut.
  Obed fue padre de Jesé;
6 Jesé, padre del rey David.
  David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
7 Salomón fue padre de Roboám;
  Roboám, padre de Abías;
  Abías, padre de Asaf;
8 Asaf, padre de Josafat;
  Josafat, padre de Jorám;
  Jorám, padre de Ozías.
9 Ozías fue padre de Joatám;
  Joatám, padre de Acaz;
  Acaz, padre de Ezequías;
10 Ezequías, padre de Manasés.
   Manasés fue padre de Amós;
   Amós, padre de Josías;
11 Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
12 Después del destierro en Babilonia:
   Jeconías fue padre de Salatiel;
   Salatiel, padre de Zorobabel;
13 Zorobabel, padre de Abiud;
   Abiud, padre de Eliacím;
   Eliacím, padre de Azor.
14 Azor fue padre de Sadoc; 
   Sadoc, padre de Aquím;
   Aquím, padre de Eliud;
15 Eliud, padre de Eleazar;
    Eleazar, padre de Matán;
    Matán, padre de Jacob.
16 Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
17 El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
 
La concepción virginal y el nacimiento de Jesús Lc. 2. 1-7
 
18 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. 20 Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. 21 Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
23 La Virgen concebirá
   y dará a luz un hijo a quien pondrán
   el nombre de Emanuel,
   que traducido significa: «Dios con nosotros».
24 Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, 25 y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.
 
 
En la genealogía de San Mateo se manifiesta cómo obró Dios la salvación a través incluso  de la resistencia humana. Aparecen cuatro nombres de mujer, todos los cuales despiertan el  recuerdo del fallo humano. Son los nombres de Tamar, Rahab, Rut y la mujer de Urías. Citar  nombres de mujer en genealogías judías pre-cristianas es chocante, dada la situación de  aquélla. Pero es aún más extraño que el autor sagrado no nombre entre las madres de Jesús  a las grandes patriarcas como Sara, Rebeca o Raquel, sino a cuatro mujeres sin gloria y  hasta con ignominia. Tamar (Gen. 38, 6-30: Ruth, 4, 12) se disfraza de ramera, después de  quedar viuda y sin hijos, y seduce a su suegro Judá, que engendra en ella a los gemelos  Fares y Zara. Y Fares aparece entre los antepasados de Jesús. Rahab (Jos. 2, 1-21, 6,  17-25) es la hospedera de Jericó, es decir, una cortesana; y es cananea, pagana, por tanto.  Ella ha de ser la madre de Booz. Rut (cf. el libro de Rut), la bisabuela de David, es moabita, o  sea, pagana también, grave oprobio según la concepción israelita. De la mujer de Urías (Il  Sam. 11) -Mateo no nombra a Betsabé- David engendr6 a su hijo Salom6n, y oscureci6 así  su vida y la historia de su familia. 
Tales nombres en la genealogía de Jesús indican que su prehistoria, la historia de Israel,  es gracia de Dios e infidelidad, no gloria humana. Hay que agradecer a la misericordia,  dirección e inagotable fidelidad de Dios que el movimiento histórico conduzca a la salvación,  a pesar de las resistencias humanas. Según la economía eterna de Dios todos los caminos  de la historia llevan a Cristo en el que todo es creado. El es la meta y el fin de la ley, la  plenitud de los tiempos, el nuevo Adán que crea una nueva familia de hombres, es decir, una  humanidad que vive del Espíritu Santo. Es el verdadero hijo de David, que erigió la  soberanía de Dios sobre los hombres como soberanía de salvación. 
Por eso las genealogías tienen una importancia cristológica enorme. Son los testimonios  del carácter histórico y gratuito de la redención divina. Cristo no es una idea, el  "Cristianismo" no es una ideología. Cristo está enraizado profundamente en la historia, tanto  que se puede dar su genealogía y nombrar a sus abuelos y bisabuelos. Apareció en un hic  et nunc determinado y no pertenece, como figura de leyenda, a un siempre intemporal. 

Oh Enmanuel

DÍA 23 DE DICIEMBRE


O EMMANUEL,
rex et legifer noster,
expectatio gentium et salvator earum:
VENI
ad salvandum nos, Dominus Deus noster.




OH ENMANUEL,
Rey y Legislador nuestro,
esperanza de las naciones
y salvador de los pueblos,

ven
a salvarnos,
Señor Dios nuestro
La situación del hombre es dramática y la situación del mundo es desesperada. Confiamos a veces en nuestros propios medios, en nuestra ciencia o en nuestros poderosos medios técnicos, pero nuestros progresos son ridículos.
Volvemos la mirada a nuestros grandes hombres y a las importantes organizaciones internacionales, pero pronto nos desilusionan. Los problemas son tan complejos y los intereses creados son tantos, que no se llega nunca a las soluciones radicales.
Por eso, necesitamos que venga un Dios a nosotros y que se quede con nosotros. Un Dios que se ponga a nuestro alcance, que recorra nuestros caminos y conduzca nuestros pasos. Un Dios que sienta como nosotros, que conozca nuestras debilidades y nos transmita la fuerza para superarlas. Un Dios que se haga cercano y amigo, dispuesto a cargar con nuestros fardos y capacitado para curar nuestras heridas. Un Dios que nos enseñe palabras de vida, que hable al corazón, Legislador que meta su ley en el pecho, promotor de la nueva cultura, la civilización del amor, el reino de la verdad.
Ese será nuestro Enmanuel, nuestro Dios-con-nosotros. 

Pues, deja el trono de tu gloria y ven.
Rasga definitivamente el cielo y ven.
Salva la distancia que nos separa y ven.
Revístete de nuestra carne y ven.
Ven, oh Rey nuestro,
Señor y Dios nuestro,
Vida y Salvación nuestra.
Enmanuel nuestro, ven.

Oh Rey

DÍA 22 DE DICIEMBRE



O REX
gentium et desideratus earum,
lapis angularis qui facis utraque unum:
VENI
et salva hominem quem de limo formasti.




OH REY
de las naciones
y deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia,
que haces de los dos pueblos uno solo,
ven
y salva al hombre
que formaste del barro de la tierra



Todas las naciones quisieran integrarse, no en un imperio dominador y unificador, sino en una organización unitaria, pero respetuosa, que se construya desde la solidaridad y la subsidiariedad. Las Naciones Unidas no han llegado todavía a satisfacer las aspiraciones y necesidades de los pueblos. Vivimos en un mundo roto, desgarrado por fuerzas muy diversas. Existen bloques antagónicos, naciones prepotentes, abismos entre unos pueblos y otros. Hay por todas partes guerras y conflictos, tensiones totalitarias y luchas tribales. No se llega a la unidad verdadera, ni siquiera dentro mismo de un Estado, esa unidad que respete la justa autonomía y la necesaria solidaridad, que favorezca la rica diversidad sin llegar a la desintegración.
Miramos con emoción a ese Rey y Deseado de las naciones, que hace de dos pueblos uno solo; que es capaz de destruir todos los muros y murallas que separan y aíslan a los pueblos; que consigue hacer que se entiendan y hablen la misma lengua los antiguos constructores de torres babilónicas. No sólo hace de dos pueblos uno, sino que es capaz de unificar a todos los pueblos; pero una unidad que no mata la diferencia, una unidad armoniosa, pluriforme y liberadora.
Es capaz de hacer de todos los pueblos y razas una sola familia, en la que todos se sientan como hermanos verdaderos.
Como anticipo de esta realidad, como maqueta de este ambicioso proyecto, como semilla del mundo deseado, este Deseado construyó un edificio precioso, pequeño pero emblemático, del que él mismo es la Piedra angular. Lo llamamos Iglesia, pueblo de Dios, familia integrada por miembros distintos y distantes pero que se sienten misteriosamente unidos por un mismo aliento espiritual.
Animados por estas realidades,
aunque no llegan a ser todavía perfectas,
imploramos tu venida,
oh gran Deseado,
para que nos enseñes los caminos de la unidad.
Ven, Piedra angular,
a unir más fuertemente a tu Iglesia
y reparar las brechas que se han producido a lo largo del tiempo. Ven, Rey de Reyes,
a coser nuestro mundo roto
con los hilos del diálogo y de la solidaridad.
Ven a salvar al hombre quebradizo,
hecho de barro de la tierra
pero capacitado para convertirse en piedra preciosa
o en recipiente de tu espíritu de amor.

Oh Sol

DÍA 21 DE DICIEMBRE


O ORIENS,
splendor lucis aeternae et sol iustitiae:
 VENI
et illumina sedentem in tenebris et umbra mortis






OH SOL,
 que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna,
Sol de justicia,
ven
ahora a iluminar
a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte

  

Muchos pueblos primitivos adoraban al sol, como padre de vida y fuente de energía. Muchos romanos, no tan primitivos, celebraban a finales de diciembre, cuando los días empiezan a ser más largos, el nacimiento del sol invicto, siempre triunfador del frío y las tinieblas. Nosotros mismos admiramos la fuerza y la belleza del sol, que tanto se necesita. Pero hoy necesitamos otros dioses solares. Hoy necesitamos otras fuentes, más poderosas que nuestro sol, de luz y energía. A pesar de este sol espléndido, a pesar de toda nuestra iluminación artificial y de nuestras cómodas calefacciones, el mundo sigue en tinieblas y el mundo muere de frío.
La energía del espíritu es mucho más necesaria y mucho más poderosa que el sol y que todas nuestras centrales nucleares. De estas energías espirituales son de las que el mundo está más necesitado. La fe es, por ejemplo, una energía espiritual que mueve montañas y hace milagros, una luz capaz de disipar todas las tinieblas de la noche. Y el amor, sobre todo el amor, es el verdadero sol de la tierra, es la hoguera que todo lo enciende, todo lo enardece, todo lo anima, todo lo alegra, todo lo vivifica.
Echamos de menos -¡qué tristeza!- la fuerza de este sol en tantas regiones de nuestros espíritus. Nos envuelven las tinieblas del odio, de la insolidaridad, de la división. Nos enfrían cada vez más los vientos helados de la violencia y el resentimiento.
El amor es también la vitamina más completa para alimentar nuestra vida. Hoy padecemos un formidable debilitamiento anímico, por falta de esta vitamina, y nos encontramos en situaciones agónicas.

Desde nuestra noche y nuestro frío,
desde nuestro debilitamiento vital,
te pedimos, oh Sol resplandeciente,
que vengas a iluminarnos y llenarnos de vida.
Tú eres llama viva, desprendida de esa hoguera infinita que es Dios;
tú resplandeces con esa gloria bondadosa de la luz eterna;
tú estás cargado con la energía inmensa del Amor vivificante.
Ven a disipar las tinieblas de nuestra noche
y a calentar el frío de nuestro invierno;
ven a poner un poco de tu fuego en la tierra;
ven a rescatarnos de nuestras agonías y nuestras muertes.
Oh Sol-Amor, ven.

Oh llave de David

DÍA 20 DE DICIEMBRE

O CLAVIS David
et sceptrum domus Israel,
qui aperis, et nemo claudit; claudis, et nemo aperit:
VENI
et educ vinctum de domo carceris, sedentem in tenebris et umbra mortis.



OH LLAVE DE DAVID
y Cetro de la casa de Israel,
que abres y nadie puede cerrar,
cierras y nadie puede abrir,

ven
y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y sombra de muerte



Todavía no hemos llegado a ese estado ideal, utópico sin duda, de «an-arquía», en el que cada uno sea su propio rey y su propio juez, en el que no se necesiten gobernantes, ministros, jueces, guardias ni policías, porque cada uno sigue los dictados de su conciencia rectamente formada, porque todos se dejan guiar por la ley del corazón.
El cetro y las llaves son signo del poder y de la autoridad judicial. ¿Quién tiene hoy las llaves de la ciencia y la tecnología; las llaves de las finanzas y la economía; las llaves del armamento nuclear; las llaves de la comunicación, de la palabra y de la imagen; las llaves de la justicia y del derecho? ¡Llaves poderosísimas! ¿Cómo se usan esas llaves?
Hay quien las utiliza para dominar, para conseguir intereses propios o partidistas, para el enriquecimiento o glorificación personal. Recordad el caso de Sobna, que suena a soborno y corrupción (cf. Is 22,19). Hay quien utiliza el poder de las llaves para oprimir y matar.
De momento, echamos de menos una verdadera autoridad, que sea limpia y segura, que no engañe ni se corrompa, que piense en el bien del pueblo y no en su propio interés. Que sus modos y estilos de gobernar sean humildes y cercanos. Que sus decisiones sean firmes y oportunas. Que se gane el aprecio y la confianza del pueblo.
Y lo mismo digamos de la justicia. Si ha de haber jueces, que sean hombres dignos, capaces, independientes. Jueces que no quisieran juzgar, que les duela en el alma cada sentencia condenatoria. Jueces sensibles y humanos. Jueces que miren por los desvalidos, a quienes nadie hoy escucha, y que no miren tanto a los poderosos. Jueces que nunca, en ningún sentido y por nada, se vendan.
Por eso se nos van los ojos hacia aquel que camina con un Cetro gracioso en su mano, que lleva colgado al hombro unas Llaves misteriosas, una se llama Justicia y otra Amor, que «lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores» (Ap 19, 16). Es un rey, pero que no viene a ser servido, sino a servir; que no se sienta en tronos, sino que camina con los humildes. Sus palabras son sentencias, pero que no condenan, sino que salvan. No ha venido a condenar, sino a salvar. Es un juez que quita cargas y que inspira confianza.

Ven, Príncipe divino,
sácanos de este loco y sombrío laberinto en que nos encontramos,
y condúcenos al reino de la verdad y de la libertad.
Ven a imponer el derecho y la misericordia con tu divino Cetro.
Ven a abrir todas las cárceles,
las de la ciudad y las del alma,
con tus Llaves prodigiosas. 

Ven a hacernos libres.
Ven a hacernos reyes.
Ven, Señor, que das señorío.
Ven, Llave que abres todos los corazones.

Oh Renuevo

DÍA 19 DE DICIEMBRE

O RADIX
Iesse, qui stas in signum populorum,
super quem continebunt reges os suum, quem gentes deprecabuntur:
VENI
ad liberandum nos, iam noli tardare.



OH RENUEVO
del tronco de Jesé,
que te alzas como un signo por los pueblos,
ante quien los reyes enmudecen
y cuyo auxilio imploran las naciones,
ven
a librarnos, no tardes más

Qué milagro ver las flores y las espigas en cada primavera! ¡Qué milagro que los árboles se carguen de fruto cada año! ¡Qué milagro cada renuevo y cada retoño, cada niño y cada cría! ¡Qué milagro la vida!
Pero si nace un retoño de un tronco viejo ¿qué podemos decir? Eso ya supera las fuerzas de la naturaleza, hay que admirar y alabar. Como lo hizo Abraham, cuando en su ancianidad engendró al hijo de las promesas. Como David, a quien se le prometió una descendencia gloriosa interminable.
Del viejo tronco de Isaí, padre del rey David, brota un Renuevo lleno de gracia y de espíritu. «Reposará sobre él el espíritu de Yahveh, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh» (Is 11, 2).
Será un líder maravilloso, revestido de justicia y misericordia. Será como un signo favorable para los pueblos, como un arco iris, como un buen horóscopo, anuncio cierto de salvación. Tiene en sus manos el secreto de la ciencia y de la paz. Todos los príncipes y sus consejeros, todos los sabios e investigadores, quedarán pasmados ante él.
Todas «las gentes lo buscarán» (Is 11,10) y todas las naciones solicitarán su visita. Será la admiración del mundo y tendrá millones de "fans" por todas partes.
Y es verdad. Todo el mundo está como esperando un gran Salvador, un líder ideal, que llene de ánimo y de esperanzas. La gente está necesitada de ilusión y de esperanzas. Sufrimos desencanto tras desencanto, decepción tras decepción. Se prometen cosas, y todo queda en palabras y buenas voluntades. Se habla de cambio, para que todo siga igual. Lo que hoy más necesitamos es una esperanza nueva. Necesitamos organizaciones nuevas y políticos nuevos. Necesitamos un hombre divino, pero que sea de nuestra raíz y nuestra raza, que brote de nuestro árbol. 

Por eso,
ven, Renuevo maravilloso del tronco de Jesé,
ven enseguida a librarnos de esta tristeza,
ven, Príncipe ideal.
Ven, Renuevo,
a renovarlo todo,
a hacer un mundo nuevo, 

«una tierra nueva, en la que habite la justicia».

Oh Adonai

DÍA 18 DE DICIEMBRE

O ADONAI,
dux domus Israel,
qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti, et in Sina legem dedisti:
VENI
ad redimendum nos in brachio extenso.



OH ADONAI
Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en el Sinaí le diste tu ley,
ven
a librarnos con el poder de tu brazo
Admiramos esa espléndida manifestación de Dios como fuego y como amor, como pastor y como ley, como fuerza liberadora. Ese Señor-Pastor, que ama a su pueblo, a su rebaño, y que no permitirá que nadie lo someta o lo disperse, que nadie le arrebate una oveja de su mano. Por eso, se manifestará con brazo poderoso para liberar y dirigir a su pueblo.
Se manifiesta a Moisés como llama que enciende y no consume, que purifica y no mata, que ilumina y no ciega, que conduce y no esclaviza. Esa llama se comunicará al profeta para que pueda romper las ataduras que atan a su pueblo y para que pueda conducirlo sabiamente.
Se manifiesta a Moisés como Pastor y Legislador, como norma y camino, como meta y horizonte de vida. Una ley que se inscribe en piedra, pero que terminará escribiéndose en el corazón. Una ley que se irá concretando y reduciendo en palabras tan sencillas y tan vivas como el amor.
Pues ven, Pastor, a conducirnos.
Tú eres nuestro buen Pastor.
Ven, Adonai-Señor, a liberarnos.
Tú eres nuestra Pascua.
Lo pedimos con toda nuestra fuerza,
porque, a pesar de tanta Declaración de Derechos,
de tantas constituciones,
de tanto código y de tanta democracia,
no nos sentimos libres ni seguros;
porque, a pesar de tantos pastores,
líderes y gobernantes,
no nos sentimos bien dirigidos y orientados.
El rebaño anda disperso
y el pueblo no sabe lo que quiere.
Nos dejan pequeñas parcelas de libertad,
para que nos lo creamos,
pero las cosas realmente importantes
no sabemos quién las decide.
Nos entretienen con espectáculos variados
y nos proporcionan la ración diaria de «pescado y de cebollas»,
para que nos conformemos,
pero el alimento que nutre de veras
no está a nuestro alcance. Somos esclavos de la peor condición,
porque no conocemos sus cadenas.
Por eso, Señor,
ven a liberarnos con el poder de tu brazo.

Oh Sabiduria

DÍA 17 DE DICIEMBRE

O SAPIENTIA,
quae ex ore Altissimi prodiisti,
attingens a fine usque ad finem fortiter suaviterque disponens omnia:
VENI
ad docendum nos viam prudentiae.



OH SABIDURÍA,
que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad,

ven
y muéstranos el camino de la salvación

Nuestra primera invocación admirativa es a esa dichosa Sabiduría, Palabra pronunciada por el Padre, el Altísimo y el Profundísimo; Palabra viva que no deja de ser pronunciada; Sabiduría personalizada que hunde sus raíces en las entrañas de Dios. Es una Sabiduría que se extiende del uno al otro confín; que todo lo abarca y todo lo penetra; que está en lo más íntimo de cada ser, de cada cosa, de cada ley, de cada movimiento, de cada aliento.
Es la Sabiduría que no se queda mirando en el propio espejo, sino que multiplica los espejos y las imágenes de la Fuente primera, del Amor primero, en el que se renueva a cada instante.
Sabiduría creadora y generosa, que sale de sí para estar en todo y estar en todos; que lo ordena todo con firmeza y suavidad, sabia y prudentemente, sin permitir la anarquía o la angustia; que lo embellece todo con su divino resplandor.
¡Cómo necesitamos la Sabiduría que brota de Dios! ¡Cómo necesitamos de su enseñanza luminosa! Tenemos mucha ciencia, pero poca sabiduría. Conocemos muchas cosas, pero desconocemos la cosa, ese secreto que nos haga felices.
Por eso, Sabiduría divina,
Sabiduría amiga,
ven a enseñarnos ese camino,
ven a alimentarnos con tu palabra,
ven y muéstranos el camino de la salvación.

Las AntÍfonas O

LAS ANTÍFONAS «O»


Ntra. Sra. de la Esperanza,
Iglesia de Santo Domingo
S. XV


Las antífonas de la O son siete, y la Iglesia las canta con el Magníficat del Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.
Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh». También se llaman «antífonas mayores».
Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del Antiguo Testamento como de la Iglesia del N.T.
Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven»
Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.

Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «ero cras», que significa «seré mañana, vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.
Se cantan -con la hermosa melodía gregoriana o en alguna de las versiones en las lenguas modernas- antes y después del Magníficat en las Vísperas de estos siete días, del 17 al 23 de diciembre, y también, un tanto resumidas, como versículo del aleluya antes del evangelio de la Misa.




Durante estos días de Feria Mayor de Adviento, cada día publicaremos, en esta sección especiales de nuestro blog, http://especialesarchicofradia.blogspot.com/ la antífona correspondiente con un pequeño comentario y un video con el canto de la antífona según el Rito Dominicano por los frailes de Oxford.

La concentración Mariana de 1954

Vamos a dedicar unas breves líneas a unos de los acontecimientos marianos de mayor embergadura que ha vivido granada hace 57 años. En el año 1954 la Ciudad de Granada vivió un acontecimiento MAGNO, nunca antes conocido.
Su Santidad Pío XII, mediante la encíclica Fulgens Coronaren, en conmemoración de cumplirse el primer centenario de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción, declaro un Año Mariano desde Diciembre de 1953 a Diciembre de 1954.
Pues bien, para celebrarlo dignamente en la Diócesis de Granada, Su Eminencia Reverendísima el Arzobispo de Granada, Dr. D. Rafael García y García de Castro, declaro la efeméride con carácter de CRUZADA DEL ROSARIO. Con tal motivo quiso organizar una MAGNA CONCENTRACIÓN MARIANA, nombrando al Rvdo. P. Fray Manuel Crespo O.P. Director del Rosario en Granada, como organizador del magno acontecimiento. La primera idea era celebrarlo en la capital el diecisiete de Octubre, mes del Rosario. Mas tarde la MAGNA CONCENTRACIÓN se concreto para el primer domingo día siete de Noviembre de 1954. Tras una campaña de prensa, radio, correo y en reuniones y visitas a los pueblos de la Diócesis.

El resultado fue esplendido. Cuarenta y cinco pueblos se comprometieron a trasladarse a la capital con su PATRONA CORRESPONDIENTE. Convirtiendo de esta manera la  Ciudad de Granada, en un Santuario Mariano.
LA MAGNA PROCESIÓN discurrió desde la explanada del Triunfo, hasta Puerta Real, Concentrándose todos al final de la MAGNA PROCESIÓN. Se estimo por las autoridades la asistencia de unas ciento cincuenta mil almas.
A recibir este magno cortejo salieron de sus respectivos templos de la Basílica y de Santo Domingo, La Patrona de Granada, La Santísima Virgen de las Angustias y la Copatrona, Nuestra Señora la Virgen del Rosario, las cuales se situaron en la presidencia, una a cada lada del embovedado, en la parte de la tribuna de autoridades.
En medio de un gran fervor religioso a través de los altavoces, se recitaron por el dominico R P. Crespo O.P. las preces del AÑO MARIANO.
Seguidamente el Sr. Arzobispo tomo la palabra: Estamos contemplando –dijo el Dr. García y García de Castro—un espectáculo como jamás en Granada haya podido presenciarse, sencillamente incomparable. Yo, que he presenciado concentraciones análogas en Fátima, en Lourdes, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, he contemplado grandes muchedumbre; pero os puedo asegurar, granadinos, que si en aquellos pueblos el número de almas era superior al de la presente MAGNA CONCENRACIÓN –debido a otras causa—os puedo asegurar repito, que no lo era en fervor, en la alegría, en el entusiasmo de que vosotros dais muestras.
Las Imágenes de la Santísima Virgen María que desfilaron, fueron:
Ntra. Sra. del Rosario de Fátima, de Lobres.
Ntra. Sra. del Rosario, de Molvízar.
Ntra. Sra. de las Angustias, de Alhama de Granada.
Ntra. Sra. de las Angustias, de Albuñuelas.
Ntra. Sra. de las Angustias, de Güevéjar.
Ntra. Sra. de las Angustias, del Padul, seguida de la Banda de Música del Pueblo.
Ntra. Sra. de la Cabeza, de Capileira.
Ntra. Sra. de la Cabeza, de Motril, sobre magnifica carroza.
La Inmaculada Concepción, de Jau.
Ntra. Sra. de los Dolores, de Huétor Santillán.
La Inmaculada, de Beas de Granada.
La Inmaculada, de Alfacar.
Ntra. Sra. de la Cabeza, de los Ogíjares, sobre una gran carroza.
La Purísima, de Casas Nuevas.
La Inmaculada, de Zujaira.
La Divina Pastora, de Gójar.
Ntra. Sra. del Rosario, de Calicasas.
Ntra. Sra. de la Cabeza, de Churriana de la Vega, en Artístico trono y seguida de la Banda de Música de la localidad.
La Inmaculada, de Agrón.
Ntra. Sra. de las Angustias, de Pinos Puente, en monumental carroza y con Banda de Música.
La Virgen de la Antigua, de Almuñécar.
Ntra. Sra. de la Esperanza, de Cádiar.
La Inmaculada, de Dúrcal, sobre bonita carroza y Banda de Música.
A continuación la Imagen de Ntra. Sra. de Gádor, de Berja, sobre una carroza y Banda de Música
Ntra. Sra. de los Remedios, de Iznalloz, también en carroza, a la que precedían varias niñas ataviadas con trajes regionales.
Ntra. Sra. del Rosario, de Vélez de Benaudalla.
La Virgen del Pilar, de Víznar.
La Virgen del Martirio, de Ugíjar, con Banda de Música.
La Inmaculada de Otívar.
La Virgen del Milagro, de Deifontes.
La Inmaculada Concepción, de Fornes.
La Virgen del Rosario, de Domingo Pérez, sobre carroza.
La Virgen de los Dolores, de Arenas del Rey.
La Virgen de los Dolores, de Maracena, sobre artística carroza en la que iban varias niñas vestidas de ángeles, seguida de Banda de Música.
La Virgen de Bodíjar, de Jete.
Ntra. Sra. de los Remedios, de de Montefrío.
La Virgen del Rosario, de Jayena.
Ntra. Sra. de la Caridad, de Loja, seguida de Banda de Música.
La Virgen del Rosario, de Chimeneas.
La Virgen del Rosario, de Láchar.
La Virgen del Rosario, de Salobreña.
La Virgen del Rosario, de Lanjarón, acompañada de Banda de Música.
La Inmaculada Concepción de Mena, de Alhendín, a la que precedían cuatro niños vestidos de pajes.
Ntra. Sra. del Rosario, de Pórtugos.
Ntra. Sra. del Rosario, de trasmulas, sobre un remolque convertido en carroza, a la que arrastraba un tractor agrícola.
Ntra. Sra. del Rosario de Fátima, de Santa Fe, sobre una carroza espléndidamente adornada, tirada por bueyes, dando escolta los alumnos del Colegio de los Padres Redentoristas de aquella localidad con sus vistosos hábitos. Al pie de la Virgen, de rodillas, tres niños representaban a los pastorcitos de Fátima, cerrando la marcha la Banda de Música del municipio de Santa Fe.